martes, 13 de diciembre de 2016

ABRAHAM Y LAS DOS NACIONES. SECCIÓN XCIII (93)


CONTINUACION DE LA SECCIÓN XCII (92)
Podría haber dicho: Anhelo el cielo, ¿pero como puedo alcanzarlo? Jacob no veía ningún camino, y por eso Dios le mostró la visión de la escalera, y esa escalera conecta la tierra con el cielo, Jesucristo es el intermediario entre el hombre y Dios, y no hay otro camino. 
Se que las dos religiones monoteístas no creen en Jesucristo, pero si no aceptan un mediador entre el hombre y Dios, la salvación sera nula. Jesus es la escalera al cielo. . . y Dios nos exhorta a subir por ella. 

La escalera que se le mostró en sueños a Jacob, fué la misma a la cual se refirió Cristo en su conversación con Natanael. Dijo el Señor: 
“De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y desciende sobre el Hijo del hombre.” La escalera representa a Jesús, es el medio señalado para comunicarnos con el cielo. (Juan.1:51), (MS 5,1891; ST 1-2-1819; PP.p.183). 

Jacob se humillo ante el Dios de Israel. Todo esto se le reveló a Jacob en su sueño. Aunque su mente comprendió en seguida una parte de la revelación, sus grandes y misteriosas verdades fueron el estudio de todas su vida, y las fué comprendiendo cada vez mejor. 

El escritor bíblico hace un paralelismo con la historia de las bendiciones de Abraham de Gén. 15. 

Abraham había recibido una confirmación de la promesas en una visión que él tuvo (Gén.15:1). Dios repite la misma operación con Jacob dando el sueño para confirmarle que era su Dios y que no le abandonaría (Gén.28:12). 

Hay que entender la mentalidad oriental. Y esto se consigue cuando has vivido con ellos. 

Jacob se levanta de mañana, toma la piedra que había puesto en su cabeza, “alzóla por titulo por titulo, y derramó aceite en cima de ella.” 

Siguiendo la costumbre de conmemorar los acontecimientos de importancia, Jacob erigió un monumento a la misericordia de Dios, para que siempre que pasara por aquel camino, pudiese detenerse en ese lugar sagrado para adorar a Dios. 

Creo que cada hombre debería en su vida hacer un monumento a Dios en su camino. Nuestro tiempo nuestros talentos nuestros bienes deberían de dedicarse en forma sagrada al que nos confió estas bendiciones (PP.p.185). Jacob hizo un voto. Este es el primer voto que se registra. 

Al hacer un voto, un hombre o mujer se compromete a realizar ciertas cosas en una forma especifica. Puesto que el cumplimiento del voto de Jacob dependía del poder de Dios, y que fue hecho a Dios, tomo la forma de una oración.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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