SECCIÓN CXXVII (127). ABRAHAM Y LAS DOS
NACIONES.CONTINUACION DE LA SECCIÓN
La historia de José y sus hermanos, debería ser un estudio de meditación, ya que en este relato se ve la salvación gratuita y el perdón incondicional del hombre.
Dios hace las cosas de tal manera que de un hierro torcido y forjado en el fuego, puede sacar una espada de doble filo, que puede servir para hacer justicia.
Si nos fijamos en el perfil de José desde que fue echado en la cisterna, siendo golpeado y insultado y vendido como un vulgar esclavo; veremos que detrás de él, hay una similitud a un gran personaje bíblico, que a su vez este personaje es semejante al personaje central de la historia de Jose.
Jeremías fiel a Dios, fue echado en la cisterna para que muriese dentro de ella. Pero Dios lo libro de una muerte atroz. El destino de José no era morir en la cisterna.
La maldad de sus hermanos fue hasta el punto de coger sus
vestido y teñirlo de sangre, para ello tuvieron que sacrificar un
cordero. Jose fue maltratado, insultado, y vendido. Tres concepto que debemos tener presente en estos temas.
A lo lejos se diviso una caravana de Ismaelitas o Madianitas, estos descendientes de Ismael eran egipcios y semitas, ya que Ismael tuvo doce hijos que son las doce príncipes o doce tribus.
Estas tribus son las doces naciones árabes de hoy día (Gén.16: 1, 2, 15; 17: 20; 25:12-16 Estos ocupaban las regiones desérticas de Arabia al este de Egipto, y hacia el norte de Asiria. Estos mantenían un constante comercio floreciente entre Egipto y Arabia (CBA. p. 442).
Esta caravana llevaban la ruta Galaad en Transjordania (Acaba) cruzaban el Jordan en las proximidades de Bet-san, en el extremo del valle de Esdralón, seguía la ruta por las cadenas montañosas del Carmelo.
Y pasando por Dotán, y continuaban hacia el sur por el camino de Er Ramale y Gaza hacia Egipto.
Esta era unas de las rutas de las caravanas del desierto. Judá interviene, Dios interviene a través de Judá.
Ve la oportunidad de deshacerse de su hermano para siempre, sus hermanos razonaron de la aportación de José para agrandar la economía de la familia.
Visto así sus conciencia fueron acalladas.
La suma del
dinero es muy relativo en cuanto a la cantidad, pero muy
significativo en cuanto a ser vendido. La venta de un esclavo según Exodo 21:32 era de 30 siclos de plata.
José fue vendido por 20 siclos de plata, estaba por debajo de lo establecido por la ley.
La venta de José fue una violación del principio de que ningún hombre tiene derecho de someter a otro a una servidumbre involuntaria (cf. Lev. 25: 39-43).
MARANATA.
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