martes, 18 de septiembre de 2018

SECCIÓN CXXVI (126) ABRAHAM Y LAS DOS NACIONE

CONTINUACION DE LA SECCIÓN CXXV (125).
Lo cierto que hubo un complot para matar a José, después de todo, ellos habían exterminado a una ciudad, uno mas no sería un gran pecado. Esto nos debería de hacer pensar y de meditar, cuando violamos la ley de Dios, ¿Que ley? 

Se preguntaran algunos. Hay dos leyes en el hombre, la ley interior, que te marca que es lo correcto, y lo que esta mal según tu conciencia; eso si no esta muerta por causa de tu perversidad. 

Pues no distinguirías lo que esta bien o mal. La otra ley es la Ley que Dios a dado al hombre, y como Dios es inmutable, la ley es inmutable como Dios. 

Esta ley está expuesta en Exodo 20, no se puede cambiar ningún precepto, como ha hecho la Iglesia Católica y los protestantes que observan el domingo primer día de la semana, es por eso que sus conciencias están cauterizadas. 

La conciencia de los hermanos de José estaba cauterizadas por la matanza de Sichem. 

Y esto les llevo a matar a José.(37: 20 )¿Que les impidió que no llevara a cavo tal cruel sacrilegio? 

Aunque muchos sean escépticos,la mano de Dios esta presente y el manda a sus ángeles para custodiarnos. 

José fue librado de la muerte ya que se impuso el criterio de Jugad. 

En nuestra vida diaria, nos pasa cosa que a simple vista no tiene explicación, para los ateos todo es el azar de la vida. 

Pero para el cristiano es el ángel que nos cuida y la mano de Dios prevalece para que sepamos que hay un Dios bondadoso. Jose lo supo reconocer, cuando fue vendido en Egipto. 

Las cisternas era muy comunes en Canaan,y lo echaron en ella. 
No olvidemos que José tendría unos 17 años, no era un niño como la gente lo cree. 

Hasta donde puede llegar la mente del hombre que es envidioso y celoso, cuando su corazón esta negro por la envidia, el limite donde puede llegar unas mentes así, son enormemente infinitas. 

Vemos a Judá el primogénito, sorprendido por la actitud de sus hermanos celosos,pero el criterio de Judá prevaleció y no mataron a José. 

Judá había mancillado el lecho paterno y no quería manchar con sangre de su hermano. 

Aunque Rubén no tenia el corazón tan endurecido como sus hermanos. 

Siendo el hijo mayor, sintió una responsabilidad especial por su hermano, y se propuso en todo lo posible salvar a su hermano de la muerte. 

Hoy en pleno siglo XXI, hay personas como los hermanos de José, envidiosos, celosos, que harían cualquier cosa para conseguir sus propósitos en esta vida. 
MARANATA.
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