Era necesario que Abrahán saliese de Ur, a fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de lo sagrados oráculos, Abrahán debía separarse de los compañeros de su niñez. (1)
La influencia de sus parientes y amigos y de la sociedad misma que impedirían la educación que él Señor intentaba dar a su siervo. Pero Abrahán no sería el único receptor de la promesa divina. A Través de él, Dios bendita a todos los pueblos de la tierra (Gen. 12:2-3). Es todo lo contrario a lo que dice el Corán, solo ellos serán sal vos, este pensamiento lo tenían los Judíos aun en tiempos de Jesús.
No así los Cristianos que creen la salvación por los méritos de Cristo. Si vemos el mapa (3) veremos la ruta que siguió Abrahán, hasta llegar Harán. Ahora que Abrahán tomo la decisión de seguir a Dios, estaría vinculado en forma especial con el cielo, lo peor de todo es que debía morar entre pueblos paganos.
Su carácter debía ser peculiar, diferente de los demás pueblos que les rodeaban. La sociedad de su tiempo no le comprendieron ni sus amigos. Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente, y sus motivos y acciones no eran comprendidos por sus parientes.
Cuando Dios llamó a Abrahán, no lo llamó sólo para gozar de una relación especial con Dios. Lo llamó para formar parte del plan de la salvación del hombre dentro del marco histórico, en el que la tragedia que vivieron sus padres primitivos y finalmente sería superada, y el mundo sería redimido de la maldición del pecado.
Del caos del pecado emergería el nuevo orden de Dios por medio de Aquel que vendría como descendiente de Abrahán y de Jesucristo hombre hecho carne que avito entre nosotros. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Seño Jesucristo.
Existe un hecho importante que hay que tener en cuenta cuando Dios llama a Abrahán.
La emigración de los terahitas de Ur a Harán no debía ser un hecho insólito, sino un simple episodio de la relación íntima que mantenía ambas ciudades entre sí. Las tribus caldeas que se agrupaban en torno a Ur de los Caldeos eran afines etnológicamente a las arameas agrupadas en torno a Harrán; además de esto las dos ciudades eran sede del culto al dios lunar Sin, que se propagó de Ur a Harran, por hallarse dicha ciudad en la vía (harranu=<
Lo que Dios quería era apartarlo de la idolatría que existía en Ur, quería apartarlo del caos del pecado y de hay emergería el nuevo orden de Dios por medio de Aquel que vendría como descendiente de Abrahán y la Palabra de Dios. " Justuficados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Rom.5:1,2.).
El llamado divino a salir no sólo afectaría a Abrahán, sino a toda su parentela, siervos y su ganado, el llamado también los desarraigaba de sus amigos y parientes. Dejaron Harran (Harán), donde Taré se había establecido, y siguieron la ruta de la media luna fértil hasta llegar a Canaán, la región junto a la costa del Mediterráneo, insertadas entre las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto (ver mapa nº 2). Abrahán, y su gente y con sus vastos rebaños vagaron por toda aquella tierra hasta llegar a la antigua ciudad de Siquem
El llamamiento del cielo le llegó a Abrahán por primera vez mientras el vivía en "Ur" de los cañdeos (ver map.,1 Gén.11:31) y, obediente, se trasladó a Har´n. Hasta allí lo acompaño la familia de su padre, pues con su idolatría ella mezclaba la adoración del Dios verdadero.
Allí permaneció Abrahán hasta la muerte de Taré. Pero después de la muerte de su padre la voz divina le ordenó proseguir su peregrinación. Su hermano Nacor, con toda su familia, se quedó en su hogar y con sus ídolos, pues recordemos que en aquella zona se adoraba a los astros, luna sol, y el ejercito de los cielos.
Además de Sara, la esposa de Abrahán, sólo Lot, cuyo padre Harán había fallecido hacía mucho tiempo, escogió participar de la vida de peregrinaje del partiarca. Sin embargo, fue una gra compañia la que salió de Mesopotamía.
Entre los que le acompañaban eran guiados por motivos más altos que el interás propio de las ganacias terrenales. (p.p. pag.120). Los arqueólogos sitúan a Siquen en Tell Balatah al este de la moderna Nablus y a cicuenta y seis Kilometros al norte de Jerusalén. Al este de la entrada que estaba entre el Monte Gerizim y el Monte Ebal, que se encotraba un gran centro comercial.
Allí Dios se le apareció a Abrahán y le anunció: " A tu descendencia daré esta tierra" (ver. 7). El patriarca construyó un altar que introdujo la adoración al verdadero Dios en la Tierra Prometida. Todos sus altares simbolizaban la futura ocupación y un testimonio del Dios vivo en la tierra prometida.