miércoles, 17 de agosto de 2016

ABRAHAM Y LAS DOS NACIONES. LXXXV I (86)


CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN LXXXV (85)
Gén. 28: 1-5. La experiencia de Isaac y Rebeca hace toman una decisión sabia e importante con su hijo. Hay un hecho importante que no debemos pasar por alto. 

Los terahitas comienzan a entremezclar periodos de vida agrícola en su vida nómada. Isaac siembra campos, y recoge en abundancia (Gén. 26:12).

Hemos mencionado anteriormente, el hecho de que Esaú el primogénito suplantado, empieza a apartarse de la unión étnico-religioso de los terahitas: toma esposa de la raza hitita. “Que fueron amargura de ánimo para Isaac y Rebeca” (Gén. 26:35).

En el verso 39, 40 Tu habitación. hay dos detalles que son importantes de entender. La preposición “de” min. Que significa “lejos de”. Que quiso decir Isaac. “Lejos de la grosura de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo”. 

Hay un contraste entre la tierra de Canaán, y la tierra de los Edomitas que es una tierra árida o estéril. 

Una traducción tal tan sólo esta de acuerdo con la construcción del hebreo sino que se ajusta mucho mejor al contexto y a los hechos de la historia: Es una descripción adecuada de la sequedad y el carácter desértico de Idumea, el hogar de los descendientes de Esaú. 

A causa de la indiferencia hacia las bendiciones y requerimientos divinos, la Escritura (el libro de Dios) llama a Esaú “profano.” Representa a aquellos que menosprecian la redención comprada para ellos por Cristo, y que están dispuestos a sacrificar su herencia celestial a cambio de las cosas perecederas de la tierra. 

Multitudes viven para el momento presente, sin preocuparse del futuro. Como Esaú exclaman: “comamos y bebamos, que mañana moriremos.” (1º Cor. 15:32). Son dominados por sus inclinaciones; y en vez de practicar la abnegación, pasan por alto las consideraciones de más valor. 

Si se trata de renunciar a una de las dos cosas, la satisfacción de un apetito depravado o las bendiciones celestiales prometidas solamente a los que practican la abnegación de sí mismos y temen a Dios, prevalecen las exigencias del apetito, y Dios y el cielo son tenidos en poco. (pp.181). No seamos como Esaú.

Isaac tenia la lección bien aprendida por su propia experiencia en el pasado. Esaú encerraba contra su hermano la venganza mortal. Isaac y Rebeca tomaron la decisión acertada de enviar a Jacob junto a Labán, su hermano, a Harran; además allí tomaría esposa de su misma casa, y no una hitita como su hermano.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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