domingo, 21 de enero de 2018

SECCIÓN CXVI (116 ABRAHAM Y LAS DOS NACIONES.


CONTINUACCIÓN DE LA SECIÓN CXV (115)
Los que no estén dispuesto a dejar todo pecado ni a buscar seriamente la bendiciones de Dios, no lo alcanzarán. 

Pero todos los que se afirmen en las promesas de Dios como lo hizo Jacob, y sean tan vehementes y constantes como lo fué él, alcanzarán el éxito que él alcanzó. “

¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánime acerca de ellos? Os digo que los defenderá presto.” (Luc. 18:7,8.).

En el capitulo 33:10, del Génesis nos encontramos contra todo lo imprevisto, el encuentro con su hermano Esaú fue amigable. Esaú conocía perfectamente el propósito de esos dos grupos, pero Esaú se dejo llevar por los sentimientos naturales y de afecto hacia su hermano. 

Esaú, esté habría sido vencido por la humildad de su hermano Jacob. A verle comprendió que no tenía nada que temer de su hermano. 

El amigable saludo de Esaú hacía recordar la promesa divina tan recientemente concedida a Jacob, en el rostro de su hermano Esaú éste podía leer su bondadoso cumplimiento de esa promesa. 

Uno de los detalles que llama la atención al lector es: La bondad de de Dios y la protección de los ángeles les llevaría a la ciudad de Seir, su deseo era ir a la ciudad de Sukkoth. 

Pero el verdadero destino de Jacob era ir a Canaán, probablemente a la ciudad de Hebrón, donde entonces vivían sus padre Isaac. 

 En el rostro de Jacob se reflejan su profunda gratitud por la indudable Presencia que le acompaño en su viaje (32:20). ¡Feliz el hombre que reconoce que la providencia está a su lado día tras día! (Job 33:26; Sal.11:7). 

Jacob llego a la ciudad de Sichem, (Siquem)) que esta en la tierra de Canaán. Así quedó contestada la oración que el patriarca había elevado en Betel para pedir a Dios que le ayudase a volver en paz a su propio país. Uno de los herrores de Jacob fue plantar sus tiendas cerca de la ciudad. 

Durante algún tiempo habito en el valle de Siquem. Fue allí donde Abraham, más de cien años antes, había establecido su primer campamento y erigido su primer altar en la tierra de promisión. (PP.p. 203). 

 La estada de Jacob y de sus hijos en Siquem terminó en la violación y el derramamiento de sangre. Vivir en las ciudades conducen a grandes problemas. Génesis 34:1-5, la prudencia de Jacob fue cautelosa, savia los hecho ocurridos con su hija, y que Sichen hijo de Hamor el heveo había mancillado a su hija. 

La única hija de la familia fue afligida; los hermanos de ésta se hicieron reos de asesinato; una ciudad entera fué víctima de la matanza y la ruina. 
Maranata
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