domingo, 19 de febrero de 2017

ABRAHAM Y LAS DOS NACIONES. SECCIÓN XCVII (97)


CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN XCVI (96)
Gén. 29.  No es costumbre en oriente que las mujeres quedaran en casa hasta que se aproximara el día de su casamiento. Tampoco ofendía la dignidad de la joven ni de la familia que una joven acarren agua del pozo, como lo hizo Raquel, incluso cuida el rebaño de la familia. 

El trabajo honrado, lejos de ser una deshonra se convierte en una honra. Una de las costumbres que hoy día no existe en el oriente, es lo que hizo Jacob, besarle la mano como era costumbre en aquella época. Raquel a saber quien era Jacob, salio camino de su casa, mientas el quitaba la piedra del pozo. 

Dado que Jacob era pariente y los vínculos familiares eran fuertes en ese mundo antiguo. Tengo que hacer una observación. El texto da ha entender (ver. 11) que Jacob se identifico a Raquel que era su pariente. La primeras palabras del ver. 12 también podrían traducirse: 

“Jacob había dicho a Raquel”, traducción que la construcción hebrea permite. Ver. 13. Así que oyó Labán la nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazo, lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas las cosas. 

Este testo es muy intrigante ya que Jacob era hijo de un hombre rico, y se presentaba ante su too pobre y sin siervos. 

La forma de dar la bienvenida a Jacob es muy parecida a como lo había hecho cuando llego Eliezer 97 años antes (cap.24: 30,31). Otra vez se manifestó la cordialidad y la hospitalidad. Jacob le declaro la verdad a su tío de lo que había ocurrido en su casa. 

Si no hubiera dicho la verdad, ¿cómo podría haber explicado su pobreza? ¿Por que, siendo hijo de padres ricos, llegaba a Harán a pie y sin siervos y sin regalos? Esto hay que tenerlo en cuenta en un país de Oriente. Veremos la otra cara de la moneda. Es por eso que dije: que no es todo oro lo que reluce. 

Labán despliega ante Jacob y ante Dios su astucia para sacar beneficios de la situación de Jacob. Y por triste que sea decirlo el ser humano es así. Ver. 14-15. Y Labán dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo durante un mes Jacob en su casa. 

Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser mi hermano me servirás de balde? Dime cuál será tu salario. Durante ese tiempo Jacob había demostrado a su tío que era útil en el hogar. 

La biblia representa a Labán como un hombre codiciosos, egoísta y ladrón. Labán se propuso explotar la habilidad y diligencia de Jacob y para que no sospesase Jacob de lo que tramaba Labán, y bajo una apariencia de justicia y bondad, le propuso pagarle un sueldo.
Maranata
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